lunes, 21 de marzo de 2011

Las dos Méridas


Catedral de Mérida
Hoy estuve pensando en que le debía una respuesta a una amiga que me preguntó cómo era Mérida, la de aquí, la de la península de Yucatán. Mientras corría en la mañana alcanzar a ver el equinoccio de primavera en unas ruinas mayas no dejaba de pensar en cómo comenzar la descripción. Inmediatamente recordé un cuento de Julio Garmedia titulado "Las dos Chelitas" que leí hace unos 14 años. Eran aquellos tiempos de felicidad inocente, con la turgencia propia de los tejidos epidérmicos y subcutáneos de la adolescencia. En el relato había dos niñas llamadas Chelitas. Una era Chelita la de enfrente y Chelita la de acá. Chelita la de enfrente tenía un sapo y la otra Chelita tenía casi todos los animales domésticos que se pueden tener, pero era infeliz porque no tenía el sapo de la otra Chelita.
De allí me vino la idea de ver qué tenía Mérida la de allá y qué tiene la Mérida de este lado, la de acá. Mérida la de acá tiene mucho espacio. La gente está acostumbrada a vivir en casas, no en apartamentos. Hay muchas urbanizaciones en la periferia del casco histórico de la ciudad y resulta difícil moverse si no se tiene un carro. Hay un casco histórico lleno de casas coloniales con detalles bastante delicados y con calles estrechas, que a veces no tienen asfalto ni cemento, sino una suerte de ladrillos que hacen las veces de pavimento. Me contaron ayer que los trajeron de Francia hace más de un siglo y que el gobierno se encarga de cuidarlos mucho y acomodarlos cada año para el tránsito en la calle sea tan suave como sea posible. En Mérida la de allá en Los Andes, no hay mucho espacio, vivir en cajitas montadas una sobre otra es casi la norma, pero en la ciudad de allá hay dos muros de montañas que protegen la pequeña ciudad, unas montañitas que le vendrían bien a Mérida la de acá.

Puestos de comida en Mérida en domingo
En Mérida la de acá, la mayoría del tiempo hace calor. Subirse en un autobús sin aire acondicionado resulta tener un efecto soporífero en horas de la tarde. Será por aquello del movimiento y del calorcito como en el vientre materno. En dichos autobuses no hay vallenatos, como en Mérida la de allá, tampoco están acolchonaditas las sillas, así que aquellos que no contamos con cojines incorporados en la retaguardia, podemos sufrir un poquito en trayectos largos. Los conductores nunca dejan de saludarte y si les dices gracias, de inmediato responden con un "que le vaya muy bien". Evento que no sucede mucho en Mérida la de allá. En Mérida la de allá, viajaba yo una vez de Mérida a Jají en una busetica con un música a todo volumen. Había una señora que no paraba de quejarse y le pedía al conductor que bajara el volumen. Dicho chofer subía más la música para ignorarla. Llegada su parada la señora descendió del vehículo y le gritó al chofer "lo voy a denunciar por esta violación a los derechos humanos, ni piense que le voy a pagar el pasaje". El conductor muy tranquilo replicó "calle la jeta vieja". No hubo ningún "que le vaya bien" como en Mérida, la de acá.

Bailarines de jarana en Mérida en domingo
En Mérida la de acá hay muchos señores de la tercera edad que vienen a ver el ocaso de sus años en esta ciudad tranquila. Supongo que a los fabricantes de productos para los efectos de la incontinencia deben vender muy bien aquí. En Mérida la de allá, hay muchísima gente joven que lo que menos buscan es tranquilidad y que aún no llegan a pensar en el ocaso de sus años.
En Mérida la de acá la cantidad de carritos de comida ambulante y de restaurantes es directamente proporcional a la cantidad de licorerías en Mérida la de allá. Los policías no dejan a la gente embriagarse en la calle, como en Mérida la de allá. Me hace extrañar mucho Mérida, la de allá.

El corazón de una trinitaria que late dentro de una casa
Sin embargo, hay varios puntos donde convergen la Mérida de allá y la de acá. La comunidad argentina-chilena-uruguaya-brasilera que vende artesanías en la plaza, aunque ahora que la veo bien, tal vez sea una franquicia, parece estar muy organizada. Otro elemento en común de la plaza del centro de Mérida la de aquí con Mérida la de allá es el taconeo indiscriminado. A eso de las 5 pm comienza el desfile de individuos que dan vueltas y vueltas alrededor en busca de una presa que los lleve a un efímero momento de placer, tal como pasa en Mérida, la de allá. 
Todavía no conozco mucho Mérida la de acá, espero acostumbrarme pronto a la amabilidad y sentirme como en casa, como en Mérida la de allá. Mientras tanto, como Chelita la de acá, juegos con mis animalitos mientras pienso que lo que en realidad necesito el sapo de Chelita la de enfrente.  

3 comentarios:

  1. Querida Rafaela, al principio me confundí entre tus Mérida, intuí como una Mérida de antes y una del ahora (imágenes que tengo guardadas porque las viví a los 17 años, una Mérida de poco autos, donde se caminaba mucho y largo, con botas, chamarra de cuero y debajo ruana, era una delicia de Mérida, la de antes, aunque sigo amando a la de ahora, a pesar de la pérdida de su centro colonial ahora lleno de vendores ambulantes que ensombrecen la arquitectura). Me di cuenta que te referías a Mérida de Yucatán (deberías nombrarla pienso), que también conocí aunque por un apenas fin de semana. Me enamoró esa ciudad, no sentí miedo entre sus calles. Y ... algo que me arrobó el corazón de emoción: el ver como las personas de todas las edades en grupos, bailan alrededor de la planza (no recuerdo bien los nombres, pero noté que en cada esquina había música para jóvenes, para medianamente jóvenes, y sobre todo de Adultos, eso me emocionó hasta las lágrimas en gozo: las personas mayores, adultos mayores bailando, se veía tan lindas, tan festivas... además... algo muy personal alguien me obsequió Regalame esta noche, en vivo, cantado por una mujer. Y... las coincidencias de James Redfield, de las que nos habla en su 9na Revelación: anoche estuve buscándola en youtube y las colgué como muchachita feliz en mi facebook, junto con la delicia del poema Para que no me olvides. recibe otro abrazo, querida Rafaela. Tendré que visitarte para volver a ver esa plaza llena de bailantes y bailantas.

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  2. te extraño lo del taconeo me gusta me imagino que esa parte es dedicada a cheo ja ja ja ja ja ja ja

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  3. Ah, Merida. I remember it well. I stuck my thumb in a ceiling fan. Most painful experience of my life.

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