lunes, 14 de marzo de 2011

Dos años más tarde regresé a Cancún

Llegada a Cancún. Status: tropical. Olores corporales: penetrantes. Pisé el aeropuerto con la respectiva travesía en migración y corrí en la búsqueda de mi súper amigo Mr. One Hundred Fires o en criollo: el Sr. Cienfuegos. Luego de dar más vueltas que perra parturienta, finalmente lo hallé. Intenté abrazarlo pero con manitas de T-Rex para que no se diera cuenta de mis alas caídas. De allí a su casa donde luego me aplicó el quiquirigüiqui y terminamos durmiendo sin ir a ningún lugar, súper vestida y alborotada. Me recordó cuando mamá y papá nos decían que nos iban a llevar a Mc. Donald's, luego pasaban de largo y se paraban a comprar Frescolita y pan dulce, la cajita feliz de mi infancia.
La idea de pasar por Cancún combinaba las ganas de dos de las mejores cosas de la vida, ver a los viejos buenos amigos y un poco de sexo a presión, ya saben cuando uno tiene a alguien encima que lo está aplastando. El martes primero de febrero fui al recuentro de mi vieja secuaz la Marcia y de allí partimos a las 10 am a una actividad por demás extrema y hardcore, digna de Tabú Latinoamérica, consistía en hacer figuritas con globos porque a ella la habían mandado de su trabajo a tomar ese curso. Yo lo intenté, lo juro que sí, el intructor juraba que se salían formas de conos de helado, árboles, palmeras y demás, yo seguía con las mismas dos bolitas y el tronquito; es que cuando uno tiene fijaciones. Terminado el curso fuimos al hotel donde había laborado antes. Una sensación extrañísima tuve al ver a los viejos compañeros, saludar al ex-jefe, ponerme al día con los chismes, qué trabajo. Para pasar el sentimentalismo, inmediatamente me dirigí al bar. Instalada en frente al mar en la barrita, más relajada y me deja de latir el corazón, se me acercó una mulata de EE.UU y le dijo al bartender "please, a beer for the lady with the beautiful hair", debí sospechar que algo quería al decir semejante mentira. Como dice el sabio adagio "a quién le dan pan que llore" y me dispuse a degustar el néctar de dioses. Pasadas un par de horas y al ver que estaba la chica esperaba con el esposo al lado a que yo me quedara, lo supe, querían llevarme a enseñarme al Tío Sam y la Tía Pussy Cat, pero como niña buena que soy, regresé al centro de Cancún con mi sabia amiga La Marcia.
Así pasaron los siguientes días, idas al bar, chapuzones en la playa, taconeos infructusos, cuentos de pandillas laboriosas que trabajan mucho en Cancún en haras de la promoción del hampa, hasta que llegó el sábado 5 de febrero y ya con las lucas en peligro de extinción, me vi obligada a tomar el autobús hacia la blanca Mérida, más lisa que mica de reloj y como genital de pingüina, fría y por el piso (Copyright: La Reina). A comenzar por fin esta nueva etapa. Los dejo con la imagen del Chaac Mool, en maya significa mi futuro.

1 comentario:

  1. Oye creo que das mucha informacion!!!!! jajajajajaja hay cosas que no todos deberian saber jajjajajaj besos!!!!

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